Se trata de una duda inquientante, ¿ por qué un lunar en la planta del pie se cree que es peor?
Un lunar en la planta del pie es una de esas lesiones que, por su localización, genera muchas dudas. Es habitual que en consulta surja la pregunta: “¿Este lunar es más peligroso por estar en esta zona?” La respuesta corta es no, no es más peligroso por estar en la planta del pie, pero sí requiere más atención. Vamos a ver por qué.
¿Qué lo hace tan especial?
La planta del pie no es una zona como cualquier otra. La piel es más gruesa, está sometida a una fricción constante con el calzado, a microtraumatismos, presión al caminar… y además, se trata de una zona que miramos poco. En resumen: es fácil que un lunar en la planta del pie pase desapercibido.
Cuando los dermatólogos revisamos los lunares o nevus del paciente siempre exploramos toda la piel y es posible que le hagamos descalzarse para ver si tiene usted un lunar en la planta del pie.
¿Por qué puede confundirse con otras lesiones?
Uno de los principales problemas con un lunar en la planta del pie es que no siempre parece un lunar. Muchas veces, se confunden con verrugas plantares —esas lesiones redondeadas, queratósicas, que aparecen por el virus del papiloma humano— o incluso con hemorragias subcorneales, pequeños acúmulos de sangre que quedan retenidos bajo la capa más superficial de la piel tras un golpe o roce.
Estas hemorragias pueden pigmentarse de forma oscura y generar alarma, es lo que se denomina «talon noir» del nombre en francés y se aprecia en corredores o personas con actividad en sus pies. Al no resolverse de inmediato, pueden confundirse con una lesión pigmentada. También ocurre al revés: una lesión melanocítica real puede parecer un hematoma o una simple callosidad. Esta confusión retrasa la consulta y, por tanto, el diagnóstico.
Por eso insistimos tanto en no asumir que una mancha oscura es “solo una verruga” o “un resto de sangre seca” sin haberla valorado correctamente.
El melanoma lentiginoso acral: el subtipo que puede aparecer en esta zona
Cuando un lunar en la planta del pie se vuelve maligno, lo hace en forma de un tipo concreto de melanoma: el melanoma lentiginoso acral. Es un subtipo poco frecuente en la población general, pero tiene la particularidad de ser el más frecuente en personas de raza negra o fototipos altos.
¿La razón? Es un melanoma no relacionado con la exposición solar. A diferencia de otros tipos que aparecen por daño acumulado por radiación ultravioleta, el lentiginoso acral se desarrolla en zonas que no reciben apenas sol, como las palmas, las plantas o la región subungueal (debajo de las uñas). Esto explica por qué puede aparecer en personas con pigmentación alta, que en general tienen un riesgo más bajo de melanoma inducido por el sol.
Por esta misma razón, no recomendamos el uso de fotoprotector por tener un lunar en la planta del pie como medida preventiva frente a melanoma. En esta zona, lo importante no es tanto bloquear la radiación, sino prestar atención a cualquier cambio o lesión que no cura, especialmente si es pigmentada.
¿Qué vemos los dermatólogos cuando examinamos un lunar en esta zona?
La dermatoscopia, una técnica que usamos habitualmente para explorar lesiones pigmentadas, es especialmente útil aquí, aunque algo más compleja de interpretar. La piel plantar tiene una arquitectura especial con crestas y surcos que condiciona el patrón de pigmentación.
En los lunares benignos de la planta del pie solemos encontrar lo que se denomina patrón en surco, es decir, la pigmentación se alinea con los surcos dérmicos. Este patrón es tranquilizador.
En cambio, si la pigmentación se localiza en las crestas —las elevaciones entre los surcos—, aumenta la sospecha de malignidad, ya que es el patrón característico del melanoma en esta zona. Esta diferencia, imperceptible a simple vista, es clave en la exploración dermatoscópica.
Entonces, ¿hay que extirpar todos los lunares en la planta del pie?
No. El hecho de que un lunar esté en la planta del pie no es motivo suficiente para extirparlo. Lo que nos guía siempre es su comportamiento: si cambia, si tiene un patrón irregular, si presenta signos dermatoscópicos sospechosos… entonces sí, puede ser necesario retirarlo para analizarlo.
De lo contrario, se puede vigilar de forma periódica. Algunos pacientes con lunar en la planta del pie se controlan con fotografía digital y seguimiento clínico-dermatoscópico. Si hubiese dudas durante el seguimiento del nevus, se puede extirpar con seguridad.
¿Y si es solo una manchita que no duele?
Que no duela no significa que no haya que prestarle atención. Los melanomas, en general, no duelen ni pican en sus fases iniciales. De hecho, muchos pasan desapercibidos precisamente porque no molestan. Por eso es tan importante observar la planta del pie de forma regular y consultar si aparece algo nuevo o si un lunar previo cambia.
Conclusiones sobre un lunar en la planta del pie
Un lunar en la planta del pie no es más peligroso por su localización, pero sí tiene más riesgo de pasar desapercibido o de confundirse con otras lesiones benignas como verrugas o hemorragias.
El melanoma lentiginoso acral, aunque poco frecuente, puede desarrollarse en esta zona sin que tenga relación con el sol.
Por eso, no se recomienda aplicar protector solar por tener un lunar en la planta del pie, sino vigilar con atención cualquier cambio o nueva aparición.
Y sobre todo, ante la duda: mejor consultar con su dermatólogo.
La Dra Fernández-Guarino es dermatólogo y ejerce con su equipo de Dermatólogos en Madrid en su Clínica Privada de Dermatología Avanzada.
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Referencias
- Bolognia JL, Schaffer JV, Cerroni L. Dermatology. 4th ed. Philadelphia: Elsevier; 2018