Los posibles efectos dañinos de la luz azul en la piel generam controversia, ¿es marketing? ¿es realidad? En este texto te cuento lo que la ciencia conoce en este momento.
Mucho se habla de la luz azul de las pantallas, y de si esta nos daña la piel del rostro. Se ha convertido en un tema de creciente interés, y han aparecido en el mercado protectores solares con promesas de protección frente a la luz azul, junto a una avalancha de información. Pero, ¿es todo marketing? ¿Quién te explica realmente qué efectos tiene la luz azul sobre la piel? Te lo cuento en este post, con ciencia que lo respalda.
El debate de la luz azul en la piel
Desde la dermatología manejamos información diversa y a veces contradictoria sobre los efectos de la luz azul en la piel. Sabemos que forma parte del espectro electromagnético, concretamente dentro del espectro de luz visible. Llevamos años estudiando los efectos de distintas longitudes de onda en la piel: utilizamos luz ultravioleta B en fototerapia para el vitíligo o la psoriasis, y también sabemos que la luz UVA puede mejorar la dermatitis atópica. Muchas dermatosis mejoran con la exposición solar durante el verano. Pero también conocemos bien que la radiación ultravioleta es el principal factor de riesgo para el cáncer cutáneo.
La luz azul, por su parte, es la porción más energética dentro de la luz visible, justo antes de la luz ultravioleta. En ese sentido, podríamos decir que su comportamiento guarda cierta similitud. Espero haberme explicado bien.
Fotobiomodulación: la acción terapéutica de la luz visible
Los efectos de la luz visible sobre la piel y su uso como herramienta terapéutica se engloban en el concepto de fotobiomodulación. Se basa en el uso de diferentes colores, cada uno con una longitud de onda específica, que interaccionan con distintos cromóforos de la piel. Esta interacción genera una respuesta biológica moduladora, mucho más suave que la de un láser, por ejemplo.
El espectro visible incluye luz azul, roja, verde y amarilla. Cada una con una función y una aplicación concreta. Y sí, los dermatólogos llevamos años investigando los efectos beneficiosos de la luz azul en ciertos contextos terapéuticos. ¿Qué ha cambiado entonces para que ahora se cuestione su seguridad?
¿Qué es la luz azul?
La llamada luz azul o luz visible de alta energía (HEV) ocupa el rango entre 400 y 500 nm dentro del espectro electromagnético. Es la fracción con mayor energía dentro de la luz visible. Aunque no es la que más penetra en profundidad (actúa principalmente a nivel epidérmico), sí tiene capacidad para inducir cambios celulares en la piel.
Fuentes de luz azul a las que estamos expuestos
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Luz solar: La fuente principal de luz azul es el sol. La luz visible (que contiene luz azul) representa una parte significativa de la radiación que recibimos, más incluso que la ultravioleta.
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Fuentes artificiales: Pantallas LED como las de ordenadores, móviles, tablets o televisores. Su uso creciente ha generado inquietud sobre los posibles efectos acumulativos a largo plazo en la piel.
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Luz reflejada: La luz azul puede incidir en superficies y alcanzar nuestra piel de forma indirecta.
¿Puede ser beneficiosa la luz azul?
Durante décadas, la luz azul ha sido objeto de estudio como herramienta de fotobiomodulación, al igual que otras luces visibles. Se utiliza con dispositivos LED o LLLT (low-level laser light therapy), en sesiones de baja dosis y alta repetición (varias veces por semana durante al menos seis semanas). Los beneficios observados incluyen:
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Acné: Uno de los campos mejor estudiados. La luz azul ha demostrado eficacia en la reducción de lesiones inflamatorias. Al combinarla con luz roja, se potencia el efecto. Estos resultados explican en parte por qué el acné mejora al comienzo del verano.
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Queratosis actínicas: En EE. UU., la terapia fotodinámica para la prevención de cáncer cutáneo ha utilizado luz azul junto a fotosensibilizantes durante años.
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Psoriasis: Se han observado mejoras en placas psoriásicas, tanto en monoterapia como combinada con emolientes. Sin embargo, no ha superado en eficacia a los tratamientos tópicos estándar.
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Otros usos con menor nivel de evidencia: Linfoma cutáneo de células T (micosis fungoide), dermatitis atópica, alopecia y procesos de cicatrización.
Entonces, ¿por qué se considera ahora perjudicial?
En los últimos años, la luz azul ha pasado a estar en el punto de mira. Las recomendaciones actuales de la Academia Americana de Dermatología han dejado de considerar la luz azul como una herramienta válida para la fotobiomodulación tal como la entendíamos: es decir, para modular procesos biológicos de forma beneficiosa.
Los estudios in vitro, en modelos animales y en humanos han demostrado que la luz azul:
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Induce radicales libres de oxígeno.
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Aumenta el estrés oxidativo.
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Provoca daño en el ADN celular.
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Acelera el envejecimiento cutáneo.
Efectos potenciales de la luz azul en la piel:
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Fotoenvejecimiento: Similar al inducido por la radiación UV.
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Hiperpigmentación: Aumento de melanina por respuesta al estrés oxidativo.
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Melasma: Aunque los estudios son escasos, la exposición diaria a ordenadores (8 h/día, 5 días/semana, a 20 cm) no ha demostrado empeorarlo.
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Alteraciones del ritmo circadiano: En modelos celulares, la luz azul modifica el reloj biológico de la piel.
Pese a estos hallazgos, hay que destacar que la mayoría de los estudios se han realizado en laboratorio, no en piel humana íntegra. Aún queda camino por recorrer para trasladar estas conclusiones al contexto clínico real.
¿Por qué se siguen vendiendo dispositivos de luz azul para uso domiciliario?
La regulación siempre va por detrás de la ciencia. Aunque los temores están sobre la mesa, no existen evidencias de que estos dispositivos, usados correctamente, sean perjudiciales para la piel ni para los ojos, según los estudios disponibles.
¿Necesitamos protectores solares con filtro para luz azul?
Desde mi punto de vista, no está de más. Sin alarmismo, pero con sentido común: la luz visible tiene efectos en la piel, y si podemos minimizar su impacto, mejor. Es especialmente útil en:
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Enfermedades fotosensibles.
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Hiperpigmentaciones como el melasma.
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Tras procedimientos que dejan la piel más expuesta (láser, peelings).
Eso sí: actualmente no existe una regulación específica sobre protección frente a luz azul en los protectores solares. Sólo un filtro ha sido realmente patentado como específico para luz azul. El resto de fórmulas se basa en antioxidantes, filtros minerales o pigmentos con color que actúan como barrera física, más que como absorbentes específicos.
¿Qué nos protege de la luz azul?
La piel cuenta con mecanismos propios frente al estrés oxidativo. Podemos reforzar esta protección con:
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Protectores solares minerales: Óxido de zinc, dióxido de titanio.
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Protectores solares con color: Óxido de hierro.
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Antioxidantes: Vitamina C, niacinamida.
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Extractos vegetales: Cacao, ginseng, raíz de zanahoria, caléndula.
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Otros ingredientes: Extractos de algas, fermentos específicos.
Mi visión como experta
La clave está en la dosis. Como ocurre con muchos tratamientos basados en fuentes de luz, la respuesta de la piel a la luz azul sigue una curva hormética: a dosis bajas estimula, a dosis elevadas puede lesionar las células y desencadenar procesos dañinos.
Existe una brecha importante entre los estudios de laboratorio y la experiencia clínica en piel humana. Hasta la fecha, no se han reproducido los mismos daños en piel intacta humana que los observados en modelos celulares.
La luz azul que recibimos en nuestro día a día no parece suficiente como para causar un daño agudo o subagudo, y los efectos crónicos están comenzando a estudiarse. A diferencia de la luz ultravioleta, no se ha demostrado que induzca cáncer cutáneo. Sin embargo, la exposición prolongada y en altas dosis, especialmente de origen solar, sí parece tener efectos acumulativos en forma de envejecimiento, manchas y arrugas.
La Dra Fernández-Guarino dirige el Grupo de Investigación de dermatología, fotobiología, terapias con fuentes de luz y prevención de cáncer de la Universidad Alfonso X El Sabio (UAX).
La Dra Fernández-Guarino es dermatólogo y ejerce con su equipo de Dermatólogos en Madrid en su Clínica Privada de Dermatología Avanzada.
Podemos ayudarte a solucionar tus problemas de piel consulta nuestras agendas y pide directamente tu cita desde tu dispositivo.
Dudas habituales en consulta: responde la Dra. Fernández-Guarino
¿Donde se encuentra la luz azul que nos da en la piel?
La mayoría de la luz azul que recibimos está en la luz visible, es decir, en la luz del sol. Recibimos mucha más luz visible que ultravioleta, la luz visible nos puede dar de forma indirecta, es la luz en general para que nos entendamos. Se encuentra en la sombra y en las luces artificiales, como las pantallas de ordenador o las televisiones
¿Si la luz azul es mala porque se utiliza en máscaras LEDs de tratamiento?
La luz azul la podemos encontrar en mascaras de tratamiento para el acne en casa, son dispositivos LED, láser de baja potencia o de fotobiomodulación. Hace mucho tiempo que se utilizan, a dosis en teoría no dañinas para la piel. Lo que ocurre es que la luz azul en estudios in vitro, de laboratorio o en exceso puede dañar la piel. De tal forma que la Academia Americana de Dermatología en su última revisión sobre las terapias con láser de baja potencia en la piel ha decidido excluir la luz azul y dejar solamente la luz roja o la infrarroja.
¿Nos llega tanta luz azul de las pantallas como para usar un protector solar de luz azul?
Desde mi punto de vista la respuesta es no. Hace algunos años que como se ha encontrado que el exceso de luz azul puede ser malo para la piel se han desarrollado protectores solares frente a la luz azul. Este tipo de protectores los suelo recomendar no por la luz de las pantallas, sino en dermatosis o enfermedades de la piel donde la luz visible puede empeorarlas. Son por ejemplo el melasma, después de un láser o procedimientos invasivos en la piel o en pacientes con enfermedades de la piel fotosensibles, como el lupus o similares.
¿Qué lleva un protector solar de luz azul?
Pues no siempre lleva un filtro de luz azul, de hecho sólo hay una patente real que sea un filtro de luz azul, que realmente absorba la luz como tal. De manera similar a como absorben la luz azul los protectores solares frente al ultravioleta. La protección frente a la luz azul aún no está regulada y la mayoría de las cremas lo que llevan son antioxidantes que protegen frente al daño de la luz azul, pero no a la luz azul propiamente dicha, aunque lo ponga en el bote, en eletiquetado. Protegen frente a la luz azul sin embargo los protectores solares con color, por el pigmento de hierro que se añade o los protectores minerales que reflejan toda la luz.
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